martes, 14 de julio de 2015

Desde un lugar llamado mundo...

Llevo 18 días en Bolivia y parece que ya llevo toda la vida aquí...

Llegue el 27 de Junio y como eran las vacaciones de invierno aproveché para visitar los rincones más interesantes del país con mi compañero de voluntariado Gonzalo.

En primer lugar visitamos la ciudad de Potosí, y fuimos tan valientes de realizar la excursión a las minas de plata. Yo al principio no estaba muy convencida por el tema de los pasadizos angostos y el agobio de bajar niveles subterráneos...pero fue una experiencia increíble. Pudimos ver en qué condiciones trabajan los mineros y que rituales hacen con el dios Tío, el diablo, dios al que ellos adoran durante sus horas de jornada dentro de la mina. 

En Potosí también visitamos la Casa de la Moneda, un museo muy interesante en el que te explican como desde tiempos coloniales acuñaban y fabricaban moneda. 

Y por último visitamos la iglesia de San Francisco desde la cual pudimos admirar la belleza de la ciudad desde el torreón de la iglesia.


Nuestra siguiente parada fue la ciudad de Uyuni y su impresionante salar…pero que frío nos hizo allí. Decidimos coger un tour de 3 días para poder visitar todos los lugares más bonitos del salar y sobre todo no perdernos puesto que ya nos habían avisado que varios turistas se habían perdido por aquellos parajes…jejeje. La verdad que el salar superó mis expectativas con creces, para mí sin lugar a dudas es una de las maravillas del mundo.

Lo primero que visitamos fue el cementerio de trenes donde pudimos observar la antigüedad de las máquinas y la antiquísima vía por donde todavía siguen pasando trenes de mercancías. Posteriormente fuimos a visitar el salar, paisaje increíble y maravilloso, un lugar que jamás hubiera podido imaginar, su belleza y rareza me cautivó. Esa noche dormimos en un hotel del sal y el ambiente era muy agradable, la temperatura no tanto…

Al día siguiente visitamos el desierto de Atacama con sus lagunas, una de ellas la laguna colorada en la que había flamencos posados a pesar de las temperaturas gélidas. Ese día yo creo que es uno de los días de mi vida que más frío he pasado, el pobre guía nos llevaba a todos los lugares interesantes del desierto, como el volcán, las lagunas Cañapa, Hedionda, Colorada, el árbol de piedra… y nosotros solo bajábamos del jeep para hacer la foto y volver a subir y para terminar acabamos durmiendo en un refugio perdido de la mano de dios a menos 17 grados… pero en buena compañía y con un buen vino para entrar en calor.


Yo creo que el tercer día al guía le dimos tanta pena que cuando fuimos a visitar las termas el resto de grupos estaban unos 20 minutos y a nosotros nos dejó bañarnos durante una hora para poder recuperar el calor. Era impresionante la sensación de estar a bajo cero  y poder bañarte en una terma a 30 grados. Ese día acabamos el tour y para mí ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida, he visto los paisajes más insólitos jamás imaginados y he pasado más frío que nunca…jajaja.


Después de Uyuni pensábamos subirnos para la Paz y visitar Copacabana, pero la gente nos comentó que estaba entrado un frente frío y no queríamos más frío de momento…jajaja. Así que decidimos hacer una parada en Sucre para encontrar un poco de calorcito…cual fue mi decepción que cuando llegamos hacía frío y estaba lloviendo… Me comentaron las mujeres del pueblo que era rarísimo que lloviera en esta época y la dueña del hostal donde nos alojamos me achacó que el frío había venido con nosotros desde Uyuni…jajaja.

Por suerte la lluvia sólo duró esa mañana y pudimos salir a pasear por Sucre, sin lugar a dudas una de las ciudades más bonitas que he visitado con sus majestuosos edificios en cada rincón, a cada vuelta de la esquina y sobre todo con el parque bolívar y su parque infantil. Ojalá hubiera tenido yo en mi infancia un parque tan impresionante como ese, todos los columpios eran con forma de dinosaurios y enormes. Tenía un escenario en el centro del parque, en el cual todos los días realizaban una función para los niños. Dando un paseo por el parque pude encontrar una zona donde a los niños les dejaban pintar sin reglas ni directrices, si no como a ellos les apeteciera realizar su dibujo…ahí es donde me di cuenta que lejos estamos en Europa, o en España de poder hacer que los niños de verdad disfruten del arte y de la educación.

Sucre nos enamoró tanto con su buen ambiente que decidimos quedarnos más, empezamos a realmente hacer vida y a mezclarnos con la gente boliviana. Íbamos a comprar al mercado central, comíamos con la gente en el mercado, empezamos a sentirnos como si lleváramos en Bolivia toda la vida…


Pero debíamos continuar viajando porque se nos iban acabando los días así que nos embarcamos en un viaje de 12 horas hacia la Paz para poder ver uno de los sitios que más nos llamaban la atención desde el principio del viaje, el pueblo de Copacabana y su Lago Titicaca, el lago más alto del mundo.

Como nos esperábamos fue salir de Sucre y volver al frío pero esta vez nos lo tomamos con filosofía y hasta disfrutamos de él. Llegamos a la Paz y cogimos la flota hacia Copacabana, para llegar debíamos cruzar el estrecho de Tiquina donde pudimos disfrutar de sus deliciosos Ispis unos pescaditos increíblemente buenos. Cuando llegamos a Copacabana fue otra ciudad que nos enamoró, es un pueblo muy pequeñito que solo tiene una calle principal, pero en la que está recogida toda la cultura Boliviana, con sus artesanías, sus puestos callejeros de comida, sus mujeres con los trajes típicos….me enamoró.

En la zona del lago había un montón de restaurantes y bares con temática playera muy detallistas, todos con madera y con terrazas desde donde pude ver uno de los atardeceres más bonitos de mi vida. Sobre todo lo que más me cautivó de Copacabana era la tranquilidad y relajación que transmitía. Era un pueblo en el que había muchos turistas como en el resto de lugares que habíamos visitado, pero era un turismo distinto… eran turistas que disfrutaban de lo que la ciudad te ofrecía y de su ambiente relajado y hippie…

Decidimos visitar la isla del sol, una isla en la que esta casi deshabitada, lo que peor llevaba de ir era montar en barco, porque me mareo una barbaridad…jajaja. Pero cuando llegue todo el sufrimiento que pase mereció la pena. Nada más atracar lo primero que te encuentras son las preciosas escalinatas de Yumani, pero que no veas como cuesta subirlas…jejejeje pero sin duda merece la pena solo por ver el paisaje que te encuentras al final, todo el lago impresionantemente grande, al que no le ves fin, con la cordillera de los andes al fondo y el silencio que se escucha en esa isla es lo más hermoso del mundo…

Nos gustó tanto que decidimos quedarnos una noche en la isla, pudimos disfrutar de sus deliciosas truchas, de sus paisajes y sobre todo de su amabilísima gente…


Al día siguiente debíamos regresar para Copacabana porque ya no nos quedaban días para volver a Cochabamba, puesto que el Bibliobús empezaba este lunes, fue un viaje largo y cansado pero teníamos la sensación de que habíamos vivido uno de los mejores viajes de nuestra vida…

Cuando llegamos a Cochabamba el domingo Anne, la persona que empezó el proyecto, una increíble y maravillosa anfitriona junto a Miriam, persona encargada de gestionar el proyecto en ausencia de Anne, nos comentaron que han alargado las vacaciones de invierno por el frío…

Así pues nos queda todavía una semana para adaptarnos a la ciudad de Cochabamba, nuestra nueva casa, y sobre todo para empezar con los preparativos del Bibliobús….

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