Llevo 18 días en Bolivia y parece que ya llevo toda la vida aquí...
Llegue el 27 de Junio y como eran las vacaciones de invierno aproveché para visitar los rincones más interesantes del país con mi compañero de voluntariado Gonzalo.
En primer lugar visitamos la ciudad de Potosí, y fuimos tan valientes de realizar la excursión a las minas de plata. Yo al principio no estaba muy convencida por el tema de los pasadizos angostos y el agobio de bajar niveles subterráneos...pero fue una experiencia increíble. Pudimos ver en qué condiciones trabajan los mineros y que rituales hacen con el dios Tío, el diablo, dios al que ellos adoran durante sus horas de jornada dentro de la mina.
En Potosí también visitamos la Casa de la Moneda, un museo muy interesante en el que te explican como desde tiempos coloniales acuñaban y fabricaban moneda.
Y por último visitamos la iglesia de San Francisco desde la cual pudimos admirar la belleza de la ciudad desde el torreón de la iglesia.
Nuestra siguiente parada fue la ciudad de Uyuni y su
impresionante salar…pero que frío nos hizo allí. Decidimos coger un tour de 3
días para poder visitar todos los lugares más bonitos del salar y sobre todo no
perdernos puesto que ya nos habían avisado que varios turistas se habían
perdido por aquellos parajes…jejeje. La verdad que el salar superó mis
expectativas con creces, para mí sin lugar a dudas es una de las maravillas del
mundo.
Lo primero que visitamos fue el cementerio de trenes donde
pudimos observar la antigüedad de las máquinas y la antiquísima vía por donde
todavía siguen pasando trenes de mercancías. Posteriormente fuimos a visitar el
salar, paisaje increíble y maravilloso, un lugar que jamás hubiera podido
imaginar, su belleza y rareza me cautivó. Esa noche dormimos en un hotel del
sal y el ambiente era muy agradable, la temperatura no tanto…
Al día siguiente visitamos el desierto de Atacama con sus
lagunas, una de ellas la laguna colorada en la que había flamencos posados a
pesar de las temperaturas gélidas. Ese día yo creo que es uno de los días de mi
vida que más frío he pasado, el pobre guía nos llevaba a todos los lugares
interesantes del desierto, como el volcán, las lagunas Cañapa, Hedionda,
Colorada, el árbol de piedra… y nosotros solo bajábamos del jeep para hacer la
foto y volver a subir y para terminar acabamos durmiendo en un refugio
perdido de la mano de dios a menos 17 grados… pero en buena compañía y con un buen vino para entrar en calor.
Yo creo que el tercer día al guía le dimos tanta pena que cuando
fuimos a visitar las termas el resto de grupos estaban unos 20 minutos y a
nosotros nos dejó bañarnos durante una hora para poder recuperar el calor. Era
impresionante la sensación de estar a bajo cero
y poder bañarte en una terma a 30 grados. Ese día acabamos el tour y
para mí ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida, he visto los
paisajes más insólitos jamás imaginados y he pasado más frío que nunca…jajaja.
Después de Uyuni pensábamos subirnos para la Paz y visitar
Copacabana, pero la gente nos comentó que estaba entrado un frente frío y no
queríamos más frío de momento…jajaja. Así que decidimos hacer una parada en
Sucre para encontrar un poco de calorcito…cual fue mi decepción que cuando
llegamos hacía frío y estaba lloviendo… Me comentaron las mujeres del pueblo
que era rarísimo que lloviera en esta época y la dueña del hostal donde nos
alojamos me achacó que el frío había venido con nosotros desde Uyuni…jajaja.
Por suerte la lluvia sólo duró esa mañana y pudimos salir a
pasear por Sucre, sin lugar a dudas una de las ciudades más bonitas que he
visitado con sus majestuosos edificios en cada rincón, a cada vuelta de la
esquina y sobre todo con el parque bolívar y su parque infantil. Ojalá hubiera
tenido yo en mi infancia un parque tan impresionante como ese, todos los
columpios eran con forma de dinosaurios y enormes. Tenía un escenario en el
centro del parque, en el cual todos los días realizaban una función para los
niños. Dando un paseo por el parque pude encontrar una zona donde a los niños
les dejaban pintar sin reglas ni directrices, si no como a ellos les apeteciera
realizar su dibujo…ahí es donde me di cuenta que lejos estamos en Europa, o en
España de poder hacer que los niños de verdad disfruten del arte y de la
educación.
Sucre nos enamoró tanto con su buen ambiente que decidimos
quedarnos más, empezamos a realmente hacer vida y a mezclarnos con la gente
boliviana. Íbamos a comprar al mercado central, comíamos con la gente en el
mercado, empezamos a sentirnos como si lleváramos en Bolivia toda la vida…
Pero debíamos continuar viajando porque se nos iban acabando
los días así que nos embarcamos en un viaje de 12 horas hacia la Paz para poder
ver uno de los sitios que más nos llamaban la atención desde el principio del
viaje, el pueblo de Copacabana y su Lago Titicaca, el lago más alto del mundo.
Como nos esperábamos fue salir de Sucre y volver al frío
pero esta vez nos lo tomamos con filosofía y hasta disfrutamos de él. Llegamos
a la Paz y cogimos la flota hacia Copacabana, para llegar debíamos cruzar el
estrecho de Tiquina donde pudimos disfrutar de sus deliciosos Ispis unos
pescaditos increíblemente buenos. Cuando llegamos a Copacabana fue otra ciudad
que nos enamoró, es un pueblo muy pequeñito que solo tiene una calle principal,
pero en la que está recogida toda la cultura Boliviana, con sus artesanías, sus
puestos callejeros de comida, sus mujeres con los trajes típicos….me enamoró.
En la zona del lago había un montón de restaurantes y bares
con temática playera muy detallistas, todos con madera y con terrazas desde
donde pude ver uno de los atardeceres más bonitos de mi vida. Sobre todo lo que
más me cautivó de Copacabana era la tranquilidad y relajación que transmitía.
Era un pueblo en el que había muchos turistas como en el resto de lugares que
habíamos visitado, pero era un turismo distinto… eran turistas que disfrutaban
de lo que la ciudad te ofrecía y de su ambiente relajado y hippie…
Decidimos visitar la isla del sol, una isla en la que esta
casi deshabitada, lo que peor llevaba de ir era montar en barco, porque me
mareo una barbaridad…jajaja. Pero cuando llegue todo el sufrimiento que pase
mereció la pena. Nada más atracar lo primero que te encuentras son las preciosas
escalinatas de Yumani, pero que no veas como cuesta subirlas…jejejeje pero sin
duda merece la pena solo por ver el paisaje que te encuentras al final, todo el
lago impresionantemente grande, al que no le ves fin, con la cordillera de los
andes al fondo y el silencio que se escucha en esa isla es lo más hermoso del
mundo…
Nos gustó tanto que decidimos quedarnos una noche en la
isla, pudimos disfrutar de sus deliciosas truchas, de sus paisajes y sobre todo
de su amabilísima gente…
Al día siguiente debíamos regresar para Copacabana porque ya
no nos quedaban días para volver a Cochabamba, puesto que el Bibliobús empezaba
este lunes, fue un viaje largo y cansado pero teníamos la sensación de que
habíamos vivido uno de los mejores viajes de nuestra vida…
Cuando llegamos a Cochabamba el domingo Anne, la persona que
empezó el proyecto, una increíble y maravillosa anfitriona junto a Miriam,
persona encargada de gestionar el proyecto en ausencia de Anne, nos comentaron
que han alargado las vacaciones de invierno por el frío…
Así pues nos queda todavía una semana para adaptarnos a la
ciudad de Cochabamba, nuestra nueva casa, y sobre todo para empezar con los
preparativos del Bibliobús….
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